7.7.04
 
Tossa (2)
Tossa, aunque es un pueblo relativamente pequeño, está bien surtido de bares de copeo. Y como yo nunca antes había estado por allí, Paquirrín & Co. tuvieron a bien llevarme de safari por los bares de mayor interés. Interés turístico, como fue el pimplarnos un par de sangrías de cava en una terraza situada por encima de las murallas de Tossa desde la que se podía apreciar una vista de toda la playa acojonante (no emplearé el término "acongojante" como eufemismo, porque lo que es acojonante es acojonante, y punto). Y también interés frikístico. Ay.

Muchas veces me ha hablado Paquirrín de ciertos personajes de su pueblo, en concreto de los que pululan por el bar de "Paca la Ciclona", travelo dedicado al music-hall y al flamenqueo. La "Carmen de Mairena" tossenca, como si dijésemos. Así que después de recorrer unos cuantos bares, "repostando" comodiosmanda en cada uno de ellos, nos dirigimos "a la Paca", como le llaman Paquirrín y David a los headquarters de la homónima -nunca mejor dicho- cantante. En la puerta nos recibió "el Faraón", flamenco de unos ochenta tacos consagrado al jaroteo, calvo pero con melenilla trasera rebosante, siempre erguido como una tomatera atada a una caña y una sobrenatural inner energy en el cuerpo. Dentro había un grupo mixto de turistas bastante nutrido (por lo gordacos que estaban). David me "presentó" a la Paca, a la que saludé con una galante reverencia (yo es que cuando no sé cómo actuar, me acojo al protocolo diplomático). Más que al típico travelo me recordó al Penumbra, aquel visionario televisivo andaluz que afirmaba que era un Adán venido de una cápsula espacial que había rebotado de Júpiter a Marte y había acabado estrellándose en las minas de Ríotinto, que llevaba un rubí como de "La Isla de Fuego" pegao en la frente, el pelo frito, vestía túnicas medio bata boatiné y cantaba saetas en idioma marciano (durante un tiempo en el despacho a Bluedot y a mí nos dio por emular el ritmo de un paso de semana santa golpeando con el puño sobre la mesa, así como con ánimo desganao pero incesante; lo aprendimos de una entrevista que le hizo el Quintero al Penumbra).


Total, nos sentamos en un rincón, bastante alejados de la concurrencia. Por lo visto el Faraón ya había hecho su número y la Paca no iba a cantar porque estaba mal de la voz. Así que no parecía que fuera a haber espectáculo. ¿Que no iba a haber espectáculo...? ¡Error! Minutos más tarde acontecería el espectáculo. Cuando estábamos a media cerveza y Bisbal retumbaba por los altavoces, se nos acerca una guiri cuarentona de alto tonelaje con ademán bailongo y empieza a exigirnos a la división masculina que bailemos con ella. No nos damos ni cuenta y ya ha sacado a David a bailar. La tía va cargadita y muy desmelenada, es como una despedida de soltera concentrada en una sola persona. Una vez hubo acabado con David, se volvió a dirigir a la mesa y sacó a Paquirrín, que se defendió como pudo, acurrucándose sobre si mismo para contener las embestidas danzarinas y los arrambes de la guiri. La "mujer" de Paquirrín no se lo tomó mal, de hecho se rió bastante. Luego la guiri sacó a Isaac, que capeó la situación con un estilo de baile más de salón, de envelat de festa major, contando los pasos y todo. Y ay. Sólo quedaba uno, y ese era yo. Ante el trance embarazoso que se avecinaba me decanté por hacer el indio de forma bailada (es una especialidad que tengo cuando el alcohol obra en mí). Y lo peor es que la mujer se engrescó y todo. No, tranquilícense, no me metió mano ni nada de eso, pero a la señora le flipó mi rollo, que diría Austin Powers. Cito a Austin por aquello del decalaje de edad y además porque la mujer alabó mis Converse como cosa de su época. Luego me soltó una brasa breve pero intensa sobre que si su marido estaba allí sentado pero a ella le gustaba bailar y él se lo tomaba bien, que era belga pero no balona, que los flamencos son los que tienen más poder en Bélgica y no sé qué historias. Para entonces yo ya había huido a mi asiento. Mientras duraba el bailoteo con la señora Paquirrín agarró la cámara digital de Aina y me hizo tres millones de fotos en tan embarazosa situación, por si no fuera suficiente el recochineo que ya se había formado. Las fotos las tiene Aina, ya nos las pasará, pero mientras tanto háganse una idea de la escena con esta imagen:


To be continued...

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