22.8.05
 
Las pelis de agosto
Lo reconozco, cada vez voy menos al cine. Antaño había sido muy cinéfilo y acudía gozoso a buena parte de los estrenos, pero de un tiempo a esta parte -desde hace unos cinco años- las novedades cinematográficas me parecen por lo general un truño y cada vez salgo menos contento de una sala de cine. ¿Habrá degenerado el medio? ¿Habré degenerado yo? ¿Ambas cosas sumadas en fase? Vete a saber.
Aunque, como digo, a día de hoy disfruto más hurgando en los archivos del séptimo arte que acudiendo a estrenos, este agosto no he podido evitar acudir a dos pelis nuevas que me picaban mucho la curiosidad: Sin City y Charlie y la fábrica de chocolate. La primera, una adaptación literal del cómic de Frank Miller; la segunda, una adaptación menos literal de lo deseable de la clásica novela de Roald Dahl. En todo caso, ambas pelis constan de un guión "prestado" de otros medios, y en el caso de Charlie es la segunda peli que se hace basada en la novela homónima. Olé los cojones de los productores, un par de años más arriesgando e innovando tan poco en los guiones y el cine se habrá convertido en algo absolutamente subsidiario de otros medios de comunicación. Como dice Román 1/4, sólo falta que hagan pelis basadas en animaciones flash famosas en Internet.

En el caso de Sin City, me quito el sombrero y me repeino el flequillo ante tamaña adaptación de un cómic. Brillante. Para los que conocemos el rollo que se trae Frank Miller en su saga Sin City {estética blanco-sobre-negro basada en juegos de sombras y con notas de color mínimas, violentos matones y despampanantes jamelgas, corrupción y podredumbre por todas partes, discursos interiores inacabables, etc.}, la peli es un ejercicio de adaptación genial. El mérito de los productores de una peli así reside sobre todo en haber apostado por una peli muy fiel al truculento cómic en que se basa, teniendo en cuenta que el cómic es un medio minoritario y que la inmensa mayoría de espectadores de la peli no conocen la obra original de Frank Miller. De todos modos, el mérito de la peli está en el ejercicio de adaptación. La estética, la temática, el guión, etc ya estaban en el cómic original (la primera historieta de Sin City se publicó en 1991).
Anticipo que igual que en los últimos diez años las únicas pelis que han creado escuela en cuanto a estética cinematográfica han sido Matrix y Amélie (jartos estamos de anuncios y guiños en los que se copiaba el estilo y montaje de algunas escenas de estas pelis), lo mismo pasará con la estética de Sin City. Tarde o temprano nos invadirán anuncios rollo Sin City. Uno de Corporación Dermoestética con una tía en dos tonos contorneándose a lo Nancy caerá fijísimo. Yo lo predigo. Con el tricu-tricu-tricu, con el tricu-tricu-trá.


Charlie y la fábrica de chocolate me decepcionó mucho. Soy muy fan de la novela de Roald Dahl. Me acuerdo que fue una de las que nos hicieron leer en el cole en 6º de EGB. Y yo ya me la había leído en 4º por mi cuenta. No sé si le han dado poca manga ancha a Tim Burton a la hora de dirigir esta peli, pero los aciertos en cuanto a estética se asemejan demasiado a los de la peli de 1971 protagonizada por Gene Wilder. Los Oompa-Loompas mejoran en esta versión, y la actualización de los chavales maleducados está bien hecha (hay uno que me recuerda un poco al amigo Jordi 1/4 por el carácter nerd combativo), pero los errores garrafales de esta peli son el añadido de la infancia de Willy Wonka que propicia la moralina profamiliar del final (que en la novela no existe, tal como vuelven a la casita de Charlie, el propio Willy Wonka mete dentro del ascensor el camastro de los yayos y se los lleva a todos al interior de la fábrica) y, básicamente, la actuación de Johnny Depp como Willy Wonka. Hay que joderse, el Willy Wonka de Johnny Depp se asemeja más a Michael Jackson rondando por Neverland que al personaje original de la novela. Me quedo con el Willy Wonka de Gene Wilder, sinceramente.
En fin, el Charlie y la fábrica de chocolate que pueda tener un niño de 10 años en su cabeza siempre será mejor que el de un director de 50 añazos con una rígida industria cinematográfica detrás y actor principal colega con ínfulas de Rey del Pop.

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